sábado, 6 de julio de 2013

Cuento de despedida.


          Al finalizar el curso sentimos varias sensaciones encontradas. Por un lado nos genera tristeza porque dejaremos de ver a esos grandes compañeros-as que nos acompañaron durante todos y cada uno de los días de cada  trimestre; extrañaremos el ambiente de trabajo al que estábamos acostumbrados-as y a nuestras funciones a las que ya estábamos habituados.

         Por otro lado, al terminar un vínculo laboral también se generan nuevas expectativas por saber qué sucederá en septiembre y lo más importante; que podamos sentirnos tan a  gusto como este curso que ha finalizado.

       Una de nuestras compañeras ha expresado a través de un cuento su paso por este centro y es su deseo que se publiquen sus palabras en el blog de nuestro ciclo. Por ti, Margarita. Mucha suerte  y ¡HASTA SIEMPRE!


UN JARDÍN EN CARDONES.

 Como siempre esperaba con gran expectación el mensaje y allí estaba. Ha sido nombrada al C.E.I.P Eduardo Rivero Ramos.
Sin dilación busqué en mi libro mágico  a, b, c…!aquí esta!   C.E.I.P...Centro especializado en increíbles parterres, y tuve que buscar la palabra parterre: jardín o zona que contiene césped, flores y anchos paseos.
Así que cogí mi mochila y la cargué con mis frasquito . A ver… uno de  mucho amor, otro de paciencia, el de ilusión (muy importante) y el de la motivación.
¡Bueno, ya estaba preparada para ocuparme de mi parterre! .Llegué al centro y allí me encontré a un señor muy, muy alto y delgado. Tenía una barba y bigote que le daba un aspecto deslumbrante. Se  llamaba Lalo y era el coordinador de todos los parterres .Me llevo a la parcela de la cual tenía que hacerme cargo .Era tan variada como hermosa…
Había claveles, petunias, jazmines, rosas, tulipanes, azucenas. Así que  abrí mis frasquitos y dejé que mi parterre se inundara de mis cuidados .Pero también me fijé que cada una, al ser única y especial, necesitaban unos cuidados específicos.
Algunas necesitaban  abono de confianza”, otras necesitaban “luz de conocimiento”, otras “calor de achuchamiento” .Y todos agüita, en su justa medida, con el aspersor del amor y la alegría.
En aquel centro encontré maravillosas compañeras que me  brindaron su ayuda y colaboración desde el primer momento. Como mis compis de parterres, Mariola y Lidia, prestigiosas jardineras y expertas donde las haya, para las cuales no tengo palabras para agradecer por todo. Así como las jardineras especialistas en semilleros (Oti, Yoli y Mº Carmen), arduo trabajo porque son muy pequeñitos y dan mucho trabajito.
Y luego otras dos jardineras, las Ritas, que preparan sus hermosas flores  para pasar del parterre al jardín. Tienen un trabajo descomunal porque se preocupan de que cada flor llegue en su máximo esplendor.
Y así cada flor, de cada parterre, que es única  e irrepetible es cuidada, mimada y amada para que despliegue  todo su aroma, su belleza y toda su armonía.
Para mis compis y mis niños.

Con todo  mi amor Puchi.